Ricardo Reis, desde el Hotel Bragança, se va encontrando una Lisboa de algodón donde los hombres y mujeres se dan besos sin futuro. Lisboa es para él un gran silencio rumoroso.
En la novela, Ricardo Reis regresa a su ciudad natal, Lisboa, después de pasar varios años trabajando como médico en Brasil. Reis realiza el viaje al enterarse de la muerte de Pessoa. Al llegar a Lisboa decide abandonar la medicina y se instala en un hotel, donde pasa los días leyendo los periódicos y caminando por las calles de la ciudad.
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